Este modelo educativo, denominado Pedagogía de la Confianza, parte de unas bases para trabajar los ritmos biológicos, la confianza de los niños –tanto su autoconfianza como la confianza en los educadores-, su adaptación al curso escolar, a los espacios y compañeros… En definitiva, que cada niño sea tal cual es. Los fundamentos de la Pedagogía de la Confianza trabajan a partir de los instintos de los niños (miedo, apego, vergüenza, timidez…) y aplican un proceso para despertar en ellos su autonomía, su curiosidad, sus sensaciones y pensamientos, sus deseos de acción, su confianza y, finalmente, su éxito.
Y los espacios son fundamentales para otorgar a cada niño el ritmo que necesita.
Así, estos nuevos espacios, diáfanos, acogen a los niños de 0 a 6 años y cuentan en su interior con estructuras en tres dimensiones que posibilitarán pasar del espacio físico al mental. Así, estas construcciones, muy atractivas para los niños, darán pie al trabajo en esa autonomía con los elementos necesarios para que los niños quiten los miedos, la vergüenza, la timidez… y despierten la curiosidad, su deseo de acción.